Hace unas semanas tuve el honor de ser llamada como árbitro en un torneo de ajedrez. Era la segunda etapa, así que muchos de los participantes ya habían pasado por otro torneo donde resultaron ganadores. Entre los múltiples equipos, había uno formado por unas chicas muy entusiastas, pero que estaban bastante frustradas con mi desempeño como árbitro.

En un momento, me comentaron que no entendían cómo se suponía que podían ganar un juego, porque, en las etapas anteriores se les daba un tiempo límite para toda la partida y, al finalizar ese tiempo, se contaban las piezas que quedaban en el tablero: quien tuviera más piezas ganaba.
Esto es tan común y tan triste que me vi obligada a escribir este post.
En el ajedrez, tenemos seis piezas diferentes. Cada una tiene funciones específicas y, por lo mismo, valores muy diferentes. Sin embargo, el tema no queda ahí; es mucho más complejo de lo que parece.

Veamos esta posición. Cuando se la mostraba a mis alumnos de kínder, algunos decían que las negras estaban claramente ganando porque tenían seis piezas y las blancas solo dos. Otros opinaban que estaba igualada porque los cinco peones valen lo mismo que una torre. Y no estaban del todo equivocados, pero esa es una valoración imprecisa.
Para efectos prácticos, los peones suelen valorarse en una unidad. Los alfiles y caballos valen 3, las torres 5 y la dama 10. Dependiendo del autor, estos valores pueden variar ligeramente.
La posición en sí, aunque podría parecer igualada, es ventajosa para los peones. Esto se debe a que están unidos, tienen una formación flexible, presentan pocas casillas débiles, y el rey contribuye activamente a su defensa, entre otros factores.
Pero, esas mismas piezas, en una posicion tan diferente como esta, hacen que la victoria de negro sea muy clara. La torre esta atrapada, los peones de flanco de Rey estan muy avanzados y Blanco no tiene recursos que lo salven.

Y si ahora ponemos a los peones doblados y pocos defendidos, la ventaja de Blanco es muy clara.

El valor depende de su actividad
Así que, una parte importante de nuestro desarrollo como ajedrecistas, tanto jugadores como entrenadores, es aprender a entender la posición en función de las piezas que están en juego y de lo que estas están haciendo o dejando de hacer. Los cambios de piezas no deben realizarse únicamente en función de «cuánto vale esta y cuánto vale aquella», sino más bien con la intención de intercambiar las piezas más activas y valiosas del oponente, preferiblemente por nuestras piezas menos útiles o más torpes.
Lo que pasó en el torneo fue que me tomé un tiempo para explicarles cómo se gana una partida de ajedrez según el reglamento de la FIDE, y les pedí que lo consultaran. Ponerlas en una situación de «mi palabra contra la de sus otros entrenadores o árbitros» no servía de nada. Ellas, que realmente no jugaban mal, simplemente habían tenido malas experiencias con personas incompetentes, no conocían el reglamento y les dije donde consultarlo para aclarar sus dudas.
Si alguno de ustedes ha estado en un torneo donde les han contado las piezas, dejenme decirles que lo lamento mucho, que han sido victimas de un error común, pero absurdo y que aquí estoy para reoslver sus dudas.
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